miércoles, 30 de noviembre de 2016

La verdad sobre el caso Savolta




Fotografía: Álvaro Ballesteros 

Eduardo Mendoza, nacido en Barcelona el 11 de enero de 1943, escritor de relatos, obras de teatro, ensayos y numerosas novelas entre las que sobresale La verdad sobre el caso Savolta, su primera obra y que fue publicada en Estados Unidos en el año 1975. Esta novela produce un cambio en la forma narrativa de la época. Situada en el periodo de 1917 a 1919, Mendoza, nos describe la sociedad española, sus conflictos, su economía y su cultura. Inicialmente el título elegido para esta obra era Los soldados de Cataluña, sin embargo, a causa de la censura de la dictadura franquista que gobernaba en ese entonces de manera opresiva, se ve obligado a cambiarlo. Meses después de su publicación muere Francisco Franco y, al año siguiente, la novela gana el Premio de la Crítica.

La publicación de La verdad sobre el caso Savolta, representa un momento crucial para la renovación de la novela española en castellano, dado que reunía tres características que habrá que tener en cuenta por su peso en la narrativa posterior: la trama como motor de la lectura, la ubicación en un tiempo-espacio histórico reconocible, aunque no cercano, y la unidad dramática (Villanueva, 1992: 5).
Esta novela está estructurada en dos partes: la primera está compuesta por cinco capítulos y la segunda está dividida en diez capítulos, ambas fraccionadas en diferentes secuencias narrativas. En este análisis nos enfocaremos en la sexta secuencia del capítulo I, narrada por la voz de Javier Miranda, protagonista del relato, que nos cuenta los hechos sucedidos en pretérito imperfecto, llevándonos, a un pasado lejano del que describe en forma detallada el escenario y las acciones de las personas que se encuentran en él:

Lucía un buen solete y había gente que aprovechaba la tibieza en lasterrazas de los cafés. El boulevard de las Ramblas estaba vistoso: circulaban banqueros encopetados, militares graves, almidonadas amas que se abrían paso con las capotas charoladas de los cochecillos, floristas chillonas, […]. Teresa brincaba y sonreía, pero pronto se puso seria (Mendoza, 2015:1).

Podríamos analizar el ritmo de este fragmento, respecto a la dicotomía que presenta, en una primera parte en la que Mendoza crea una narración acompañada de diálogos de forma simultánea, y una segunda parte en la que ya no hay más diálogos sino una dinámica recreación de los hechos sucedidos.

En esta secuencia vemos como Mendoza tiene el cuidado de no hacer que el lector caiga en el estancamiento del texto, nos presenta de forma activa y sincrónica el diálogo entre Javier y Teresa y la descripción del suceso, lo que logra una armonía en el ritmo de la acción:

En la Plaza de Cataluña, frente a la Maison Dorée, había una tribuna portátil cubierta por delante por la bandera catalana. […]
-Vámonos a otra parte –dije.
Pero Teresa no quiso.
-Nunca he visto un mitin. Acerquémonos.
-¿Y si hay alboroto? –dije yo.
-No pasará nada -dijo ella.
Nos aproximamos. Apenas si se oían las palabras del orador desde aquella distancia, […] (Mendoza, 2015: 1).


No obstante, en la segunda parte de este fragmento nos encontramos con la pura narración de los acontecimientos en el escenario descrito por la voz de Javier, en el que ya no aparece más la voz de Teresa ni ningún otro diálogo, pero sí una descripción minuciosa de todo lo que aconteció en aquella manifestación. Lo anterior crea un antagonismo entre la primera y segunda parte de esta secuencia, pero también aporta movimiento al ritmo del texto, tal como podemos apreciar en esta parte de la obra:

Por la calle de Pelayo apareció la caballería. Formaron ante el Salón de Cataluña con los sables desenvainados, luego avanzaron en abanico, primero al trote, poco a poco al galope y, por último, a rienda suelta, como un ciclón, por entre las palmeras, saltando por encima de los bancos y los parterres de flores, levantando polvaredas y haciendo vibrar el suelo con los secos pisotones (Mendoza, 2015: 2-3).


También es oportuno señalar que esta parte de la obra está construida a partir de oposiciones: los que quieren la independencia de Cataluña y los republicanos, los que huyen y los que permanecen, los que son apresados y los que quedan libres, etc.

            Es importante mencionar que esta novela está inspirada en el famoso caso de la compañía Barcelona Traction, que sufrió a lo largo de la historia numerosas huelgas y expropiaciones, tras la reducción de el salario de sus obreros, negándose además, a negociar el despido de los mismos, provocando crisis y caos en la ciudad de Barcelona a raíz de las manifestaciones promovidas por parte de los afectados.

              Eduardo Mendoza, ambienta esta historia en la Barcelona de 1917, periodo en que la industria y el comercio crecía de manera positiva para la clase burguesa, lo que contrastaba con la condiciones de los obreros, que no tenían una mejoría ni beneficios en sus salarios y en su calidad de vida, como podemos apreciarlo en este párrafo:

Los separatistas les arrojaron piedras, el oficial de la pistola hizo una seña y sonó un cornetín. Hubo piedras para los guardias, […]. Los “jóvenes bárbaros” golpeaban a los separatistas, que respondían a las cachiporras con piedras y puños y puntapiés: eran más numerosos, pero contaban con mujeres y ancianos inútiles para la refriega. Cayeron algunos cuerpos al suelo, ensangrentados. Los guardias apuntaban a los contendientes, estoicamente plantados sobre las piernas separadas, aguantando las pedradas ocasionales (Mendoza, 2015: 2).

              De esta manera, el autor crea una concordancia con los sucesos ocurridos en 1917 y 1975 como si se tratara de un espejo por la similitud entre los acontecimientos. Mendoza describe los problemas que enfrentaba la sociedad española en épocas diferentes, tales como el resurgimiento de las organizaciones sindicales, la explotación obrera, la lucha por la democracia, y la represión social por parte de los órganos represivos del estado confabulados con el gran capital, haciendo así una fuerte denuncia sobre el abuso y la violación de los derechos humanos que sufría la colectividad.

              Eduardo Mendoza, en La verdad sobre el caso Savolta, entrecruza técnicas y géneros como el artículo periodístico, el relato picaresco, la historia, el género negro, la crónica, entre otros, creando una novedad en la estructura de la novela tradicional que estaba narrada de forma lineal.  De esta manera, el autor combina técnicas narrativas tradicionales con técnicas contemporáneas, lo que representa sin duda una renovación y abre el horizonte de lo que hoy es la novela española actual.



Bibliografía
MARCO, J.M y OTROS (1992), "La verdad sobre el caso Mendoza", En Historia y crítica de la literatura española (Coord. Francisco Rico), Vol. 9, Los nuevos nombres: 1975-1990 (Coord. Darío Villanueva y otros), Barcelona, Crítica, pp. 305-315.
MENDOZA, Eduardo (2015), La verdad sobre el caso Savolta, Ed. Ana Rodríguez Fischer, Madrid, Austral.
NAVAJAS, G., LAURENCE GARINO, A. y HERRÁEZ. M., (2000), "Eduardo Mendoza", En Historia y crítica de la literatura española (Coord. Francisco Rico), Vol. 9/1, Los nuevos nombres: 1975-2000 (Coord. Jordi Gracia), Barcelona, Crítica, pp. 310-319.
VILLANUEVA, D. y OTROS (1992), "La 'nueva narrativa española'", En Historia y crítica de la literatura española (Coord. Francisco Rico), Vol. 9, Los nuevos nombres: 1975-1990 (Coord. Darío Villanueva y otros), Barcelona, Crítica, pp. 285-305.