Muchos
factores propiciaron el fenómeno literario del boom latinoamericano, novelas
como Rayuela de Julio Cortázar, Paradiso de José Lezama Lima, Cien años de soledad de Gabriel García
Márquez, entre otras, fueron obras que
coincidieron en una época rodeada de importantes cambios sociales, políticos y
culturales en América Latina.
Despertaba
España de la dictadura de Francisco Franco, tras largos años de represión a
cualquier tipo de manifestación artística y cultural que pudiera representar
una amenaza para el régimen. Voces narrativas como la de Luis Martín Santos con
Tiempo de Silencio, Juan Marsé con Últimas tardes con Teresa y Si te dicen que caí, Eduardo Mendoza con La verdad sobre el caso Savolta, etc., representan un cambio
sustancial en la literatura del momento, no solo por el contenido de realismo social que abordan,
sino también por la ruptura que se da en cuanto a la manera estructural de las
obras. De esta manera vemos cómo la narrativa española es también una gran
influencia para los escritores latinoamericanos que se nutren con sus obras y
que en un momento dado se unen al rompimiento de los esquemas tradicionales:
La nueva
literatura hispanoamericana estaba fabricando una forma de modernidad
histórica, literaria e ideológica que el régimen franquista combatió sin
desmayo y cuyas correspondencias en el interior persiguió sin vacilar pero
mientras pudo. […] los escritores hispanoamericanos van a intervenir en ese
proceso cultural como agentes del cambio histórico de la mentalidad y la
sensibilidad del español medio, y desde luego de sus medios (Gracia, 2004: 49).
Mientras
tanto, en América comienzan a surgir movimientos de transformación social y
política que traerán como consecuencia una nueva perspectiva en las tendencias
artísticas. La Revolución Cubana es sin duda el centro de las noticias a nivel
internacional y Cuba se convierte en una estrella en medio del continente.
El
surgimiento de la editorial Casa de las Américas representa un gran logro no
solo para la revolución y las letras cubanas sino también para el mundo entero.
Trabajos literarios, investigaciones, y un sinnúmero de obras de calidad
realizadas por escritores de diversas nacionalidades, fueron y siguen siendo
publicadas a precios bastante cómodos y accesibles para una nueva generación de
lectores que cada vez iba en incremento, Asimismo editoriales como Seix Barral
de España, abrieron sus puertas a narradores de América Latina e impulsaron un
mercado hispanoamericano del libro con publicaciones de hasta setecientos mil
ejemplares, como fue el caso de la novela El
general en su laberinto: «en forma paradójica, fue desde la España
franquista que llegó el impulso que convirtió la revolución cultural promovida
por Cuba en un “boom industrial”» (Herra, 1989:15).
Alrededor
del fenómeno del boom latinoamericano surgieron una serie de reflexiones en las
que no faltaron detractores, tal es el caso de críticos literarios que
afirmaban que el éxito de todo este movimiento se debía a una estrategia
comercial propiciada por Carlos Barral, en otros casos se hablaba de un grupo
de escritores asociados con objetivos políticos centrados en la izquierda
emergente del continente y una larga lista de opiniones y conjeturas, muchas de
ellas sin fundamentos sustanciales que el paso de la historia se ha encargado
de refutar:
Quizá los que
más algarabía forman sean aquellos que se creen injustamente marginados por los
dictadores que les niegan la entrada, y en represalia se dedican a hacer lo que
se ha llegado a llamar «el trottoir literario», es decir a ganar su prestigio
por medio de artículos y conferencias hostiles. Existen los pedantes que,
inclinados sobre textos y blandiendo nombres en sus fláccidas manos sudorosas,
prueban la ausencia de una «total originalidad literaria», originalidad total
que ningún novelista serio querría reclamar para su obra. (Donoso, 2007: 15).
Hay
muchos factores predominantes en torno al Boom de la literatura
hispanoamericana, entre ellos cabe resaltar la propuesta de una nueva forma de
escritura en cuanto a la temática y a su estructura. Se construyen personajes
más ricos, con los que el lector se
siente más identificado y crea simpatía:
El héroe de la
novela tradicional es sustituido por un antihéroe, por un personaje cualquiera
[…] al personaje chato, de un solo plano, sucede el personaje de múltiples
facetas que hoy puede ser bueno y mañana tal vez no, al superhéroe, capaz de
realizar toda una hazaña, sucede un pobre hombre incapaz de manejar ni siquiera
su propia existencia (Herra, 1989:6).
Con
lo anterior se produce una nueva propuesta en el lenguaje utilizado que se
vuelve, en algunos casos, más coloquial al punto de que el lector puede
percibir hasta el acento de los personajes y logra verse reflejado en ellos.
La
novela no tiene un fin moralizador o didáctico, sino que se escribe con el fin de hacer una propuesta
artística; el orden narrativo pasa, en algunos casos, a ser una especie de
rompecabezas, rompe con el esquema tradicional y se convierte en un collage.
Se
incorporan escenarios citadinos, elementos de la cultura pop, hay una notable
sobrevaloración del sexo, hay una utilización de elementos mitológicos, entre
otras cosas que nutren y dan paso al nacimiento del realismo mágico.
Muchos
investigadores y críticos de arte afirman que el Boom tuvo sus inicios entre
los años de 1960 y 1970 y se remiten a la publicación de Rayuela que fue publicada en 1963, otros prefieren enmarcarlo con la
publicación de La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa, otros se remontan a
años atrás con Hombres de maíz de
Miguel Ángel Asturias en 1949 o con El
señor presidente publicada en 1946, y más atrás aún con El pozo
de Juan Carlos Onetti en 1939, sin embargo no es un año específico lo que
da la importancia a este fenómeno de las letras si no la identidad que adquiere
a través del lenguaje que propone.
Las novelas del Boom son
esencialmente modernistas, rompen las barreras entre lo fantástico y lo mundano
y crean una nueva realidad a través de ello, tratan al tiempo de una manera no
lineal, suelen utilizar más de una perspectiva o la voz narrativa. Otra
característica destacada es el tratamiento de los ajustes, tanto rural como
urbano, el internacionalismo del que habló Donoso, la identidad nacional, el
énfasis tanto en la historia como en la política, así como las cuestiones
económicas e ideológicas.
Hay muchas causas fundamentales que
propiciaron todo este fenómeno literario, Emir Rodríguez Monegal menciona una
lista entre las que se destaca un motivo ya antes mencionado y que vale la pena
recalcar: La revolución cultural que se estableció en el continente a raíz de
la Revolución Cubana.
Por tratarse de la primera
revolución socialista en América, la Revolución Cubana fue inicialmente un
punto de encuentro para la mayoría de los escritores del Boom, como lo
mencionamos anteriormente la apertura de Casa de las Américas impulsó el
desarrollo de la literatura y abrió las puertas a autores, investigadores y
críticos literarios. Sin embargo años después del triunfo de la revolución, el
gobierno castrista endureció algunas políticas de su partido y el 20 de marzo
de 1971, después de una serie de discrepancias manifestadas hacia el régimen,
el escritor Heberto Padilla es encarcelado junto a su esposa (también
escritora), lo que causa una enorme conmoción y un rechazo contundente de parte
de muchos escritores a nivel internacional. Casos como los de Padilla se une al
de otros más que también fueron discriminados como el caso del poeta Virgilio
Piñera y más grave aún la persecución,
tortura y violación a los derechos humanos de la que fue víctima el novelista, dramaturgo
y poeta Reinaldo Arenas. El furor sobre el caso de Padilla puso fin a la afinidad
entre algunos intelectuales latinoamericanos y el mito de inspiración cubana, y para
algunos significó el comienzo del fin del auge del Boom latinoamericano.
Sin duda el Boom latinoamericano
marcó un periodo en la historia de la literatura de América y el resto del
mundo, en medio de procesos políticos y sociales bastante difíciles como el
neocolonialismo, gobiernos dictatoriales, guerrillas, golpes de Estado y
revoluciones socialistas, se crearon obras originales y con un sinnúmero de
virtudes que recogieron del surrealismo la manera de entender al ser humano y
su búsqueda, que en su lenguaje propuso un existencialismo fundado en la
irracionalidad, que supo proponer una nueva forma de creación a través de la
palabra.
Bibliografía
Donoso, José. "Historia personal del “boom”. Madrid,
Alfaguara (1998).
Gracia, Jordi. "Una larga celebración: las letras españolas e
Hispanoaméricas entre 1960 y 1981." La llegada de los bárbaros: La
recepción de la literatura hispanoamericana en España, 1960-1981, Barcelona,
Edhasa. 2004: 47-81.
Herra Monge, Mayra. El" boom" de la literatura
latinoamericana: causas, contextos y consecuencias. Universidad de Costa Rica,
Sede de Occidente, Coordinación de Investigación, 1989.
Reig, Rafael. Manual para caníbales. Barcelona: Debate. 2006.