La
presencia de la muerte es un elemento poético en la obra de Federico García
Lorca (Granada, 1898 - desaparecido y asesinado por la guardia civil española,
Granada, 1936, durante la dictadura franquista). En este opúsculo haremos un
análisis comparativo, en relación a la imagen de la muerte, entre el romance «Muerte de Antoñito el Camborio» de su
libro Romancero Gitano y el poema «La aurora» de su poemario Poeta en Nueva York.
En «Muerte de Antoñito el Camborio»
podemos apreciar como Lorca canta y admira al perseguido y sufrido pueblo
gitano, el poeta nos transmite a través de sus versos el dolor, la agonía, la
tragedia y la angustia que son, en este caso, los signos portadores del tema de
la muerte. Este romance, desde su título, nos revela una tragedia, comenzando
con un primer estribillo que también se repite en otros momentos del poema:
«Voces de muerte» y que nos anuncia el fatal desenlace.
Por otra parte vemos como el título «La aurora»y el párrafo que lo sucede
parecen no estar en consonancia, no obstante ese antagonismo es lo que nos
llevará a la recurrente imagen de la muerte: «La aurora de Nueva York tiene/
cuatro columnas de cieno/ y un huracán de negras palomas/ que chapotean las
aguas podridas» (García Lorca, 1940: s.p.), se trata pues de la luz del
amanecer que se transforma en un grito de denuncia ante una inmensa, caótica y
oscura ciudad inundada de contaminación y de imponentes estructuras de concreto
que son representadas en estos versos.
Ambos poemas nos narran una historia de lucha y agonía.
En el romance «Muerte de Antoñito el
Camborio» nos cuenta la historia de un personaje heroico que es derrotado y
asesinado en una emboscada perpetrada por sus cuatro primos. Lorca nos describe
este enfrentamiento «Les clavó sobre las botas/ mordiscos de jabalí./ En la
lucha daba saltos/ jabonados de delfín./ Bañó con sangre enemiga/ su corbata
carmesí» (García Lorca, 1928: s.p.) y de esta manera, hace una descripción con
un lenguaje metafórico que evoca imágenes del inconsciente muy propias del
surrealismo. Si relacionamos «La aurora»con lo anterior, encontramos una similitud en cuanto al tema de la lucha por la
vida y la supervivencia simbolizada, en este caso, por la naturaleza: «La
aurora de Nueva York gime/ por las inmensas escaleras/ buscando entre las
aristas/ nardos de angustia dibujada.» (García Lorca, 1940: s.p.), vemos pues
como la aurora es personificada cuando nos dice que gime, presentándonos una
imagen auditiva que connota sufrimiento; luego la desplaza, recordando las
escaleras para incendio (que son muy comunes en los edificios de la ciudad), vemos
también a la aurora que sufre intentando encontrar un resquicio de naturaleza,
simbolizada por los nardos. Como podemos apreciar, hay varios elementos que
hacen referencia a la naturaleza, pero a una naturaleza destruida, contaminada
y agonizante.
En el segundo párrafo
del romance de «Muerte de Antoñito el
camborio», el poeta entabla un diálogo con su amigo muerto:
Antonio
Torres Heredia,[…]/ ¿Quién te ha quitado la vida/ cerca del Guadalquivir?/ Mis cuatro primos Heredias […]/ ¡Ay Antoñito el Camborio […]/ Acuérdate de la Virgen/ porque te vas a morir./ ¡Ay Federico García,/ llama a la Guardia Civil! / Ya mi talle se ha quebrado /como
caña de maíz. (García Lorca, 1928: s.p.).
El poeta crea
un ambiente de desesperanza, ante la inminente muerte de Antoñito, de la misma
manera que lo hace en el tercero y cuarto párrafo de «La aurora»:
La
aurora llega y nadie la recibe en su boca/ porque allí no hay mañana ni
esperanza posible./ […]/ Los primeros
que salen comprenden con sus huesos/ que no habrá paraíso ni amores
deshojados;/ saben que van al cieno de números y leyes,/ a los juegos sin arte,
a sudores sin fruto. (García Lorca, 1940: s.p.)
Esta falta de esperanza, esta ausencia de paraíso
podría ser una reflexión religiosa del poeta, una contracción personal,
extrapolada a la ciudad en la que percibe la injusticia y la desesperanza.
Y en el último párrafo de ambos
poemas, llega el trágico y homólogo final: la muerte de Antoñito: «Tres
golpes de sangre tuvo/ y se murió de perfil./ […]/voces de muerte cesaron/
cerca del Guadalquivir.» (García Lorca, 1928: s.p.) y «La luz sepultada por
cadenas y ruidos» (García Lorca, 1940: s.p.), que nos hace referencia a la
muerte, en «La aurora» y, que a diferencia del otro, el enfrentamiento con la
muerte es una vivencia colectiva de una ciudad sumida en un sistema de
producción esclavizante para el ser humano.
Bibliografía
García
Lorca, F. (1935), “Conferencia-recital Romancero
gitano”, en OOCC, vol. III, Prosa, Madrid, Aguilar, 1991, pp. 339-346.
(1932): “Un poeta en Nueva York”, en OOCC, vol. III, Prosa, Madrid, Aguilar, 1991, pp. 347-358.
Salinas, P. (2007): “Federico García Lorca”, “García Lorca y la cultura de la muerte” y “Palabras en homenaje a García Lorca”, en Literatura Hispánica Moderna, incluido en OOCC, vol. II, Ensayos completos, Madrid, Cátedra, Bib. Áurea, edición, introducción y notas de Ensayos completos, Enric Bou y Andrés Soria Olmedo, pp. 1263-1266 y 1279-1292.
Castro Arena, M. (2010): “Poeta en Nueva York de Federico García Lorca”, Alicante, Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. Disponible en pdf.
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