jueves, 2 de febrero de 2017

La imagen de la muerte en «Muerte de Antoñito el Camborio» y «La aurora»




La presencia de la muerte es un elemento poético en la obra de Federico García Lorca (Granada, 1898 - desaparecido y asesinado por la guardia civil española, Granada, 1936, durante la dictadura franquista). En este opúsculo haremos un análisis comparativo, en relación a la imagen de la muerte, entre el romance «Muerte de Antoñito el Camborio» de su libro Romancero Gitano y el poema «La aurora» de su poemario Poeta en Nueva York.

En «Muerte de Antoñito el Camborio» podemos apreciar como Lorca canta y admira al perseguido y sufrido pueblo gitano, el poeta nos transmite a través de sus versos el dolor, la agonía, la tragedia y la angustia que son, en este caso, los signos portadores del tema de la muerte. Este romance, desde su título, nos revela una tragedia, comenzando con un primer estribillo que también se repite en otros momentos del poema: «Voces de muerte» y que nos anuncia el fatal desenlace.

Por otra parte vemos como el título «La aurora»y el párrafo que lo sucede parecen no estar en consonancia, no obstante ese antagonismo es lo que nos llevará a la recurrente imagen de la muerte: «La aurora de Nueva York tiene/ cuatro columnas de cieno/ y un huracán de negras palomas/ que chapotean las aguas podridas» (García Lorca, 1940: s.p.), se trata pues de la luz del amanecer que se transforma en un grito de denuncia ante una inmensa, caótica y oscura ciudad inundada de contaminación y de imponentes estructuras de concreto que son representadas en estos versos.


Ambos poemas nos narran una historia de lucha y agonía. En el romance «Muerte de Antoñito el Camborio» nos cuenta la historia de un personaje heroico que es derrotado y asesinado en una emboscada perpetrada por sus cuatro primos. Lorca nos describe este enfrentamiento «Les clavó sobre las botas/ mordiscos de jabalí./ En la lucha daba saltos/ jabonados de delfín./ Bañó con sangre enemiga/ su corbata carmesí» (García Lorca, 1928: s.p.) y de esta manera, hace una descripción con un lenguaje metafórico que evoca imágenes del inconsciente muy propias del surrealismo. Si relacionamos «La aurora»con lo anterior, encontramos una similitud en cuanto al tema de la lucha por la vida y la supervivencia simbolizada, en este caso, por la naturaleza: «La aurora de Nueva York gime/ por las inmensas escaleras/ buscando entre las aristas/ nardos de angustia dibujada.» (García Lorca, 1940: s.p.), vemos pues como la aurora es personificada cuando nos dice que gime, presentándonos una imagen auditiva que connota sufrimiento; luego la desplaza, recordando las escaleras para incendio (que son muy comunes en los edificios de la ciudad), vemos también a la aurora que sufre intentando encontrar un resquicio de naturaleza, simbolizada por los nardos. Como podemos apreciar, hay varios elementos que hacen referencia a la naturaleza, pero a una naturaleza destruida, contaminada y agonizante.


En el segundo párrafo del romance de «Muerte de Antoñito el camborio», el poeta entabla un diálogo con su amigo muerto:
Antonio Torres Heredia,[…]/ ¿Quién te ha quitado la vida/ cerca del Guadalquivir?/ Mis cuatro primos Heredias […]/ ¡Ay Antoñito el Camborio […]/ Acuérdate de la Virgen/ porque te vas a morir./ ¡Ay Federico García,/ llama a la Guardia Civil! / Ya mi talle se ha quebrado /como caña de maíz. (García Lorca, 1928: s.p.).

 El poeta crea un ambiente de desesperanza, ante la inminente muerte de Antoñito, de la misma manera que lo hace en el tercero y cuarto párrafo de «La aurora»:
 La aurora llega y nadie la recibe en su boca/ porque allí no hay mañana ni esperanza posible./ […]/  Los primeros que salen comprenden con sus huesos/ que no habrá paraíso ni amores deshojados;/ saben que van al cieno de números y leyes,/ a los juegos sin arte, a sudores sin fruto. (García Lorca, 1940: s.p.)

Esta falta de esperanza, esta ausencia de paraíso podría ser una reflexión religiosa del poeta, una contracción personal, extrapolada a la ciudad en la que percibe la injusticia y la desesperanza.

            Y en el último párrafo de ambos poemas, llega el trágico y homólogo final: la muerte de Antoñito: «Tres golpes de sangre tuvo/ y se murió de perfil./ […]/voces de muerte cesaron/ cerca del Guadalquivir.» (García Lorca, 1928: s.p.) y «La luz sepultada por cadenas y ruidos» (García Lorca, 1940: s.p.), que nos hace referencia a la muerte, en «La aurora» y, que a diferencia del otro, el enfrentamiento con la muerte es una vivencia colectiva de una ciudad sumida en un sistema de producción esclavizante para el ser humano.






Bibliografía

García Lorca, F. (1935), “Conferencia-recital Romancero gitano”, en OOCC, vol. III, Prosa, Madrid, Aguilar, 1991, pp. 339-346.

 (1932): “Un poeta en Nueva York”, en OOCC, vol. III, Prosa, Madrid, Aguilar, 1991, pp. 347-358.

Salinas, P. (2007): “Federico García Lorca”, “García Lorca y la cultura de la muerte” y “Palabras en homenaje a García Lorca”, en Literatura Hispánica Moderna, incluido en OOCC, vol. II, Ensayos completos, Madrid, Cátedra, Bib. Áurea, edición, introducción y notas de Ensayos completos, Enric Bou y Andrés Soria Olmedo, pp. 1263-1266 y 1279-1292.

Castro Arena, M. (2010): “Poeta en Nueva York de Federico García Lorca”, Alicante, Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. Disponible en pdf.




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